Aquí tengo el primer cap de la nueva historia!!
tengo la sensación de que sera una que subiré rápido por lo que podréis disfrutarla rápidamente en DD^w^
Sin mas, la historia!! ( si pueden, pasen a comentar!)
Besos!!
Capitulo uno: una carta brutal.
No
importaba, se dijo Tai mientras dejaba la carta sobre la mesa. Estaba
acostumbrado a estar solo y había aprendido a ignorar el dolor sordo
que se instalaba en su pecho cada vez que la gente a su alrededor se
mantenía a unos pasos de el, como si estuviera infectado con un
horrible virus que les pasaría si se atrevieran a tocarlo.
La
carta que se encontraba encima de su mesa de cocina no era nada
diferente a las respuestas que recibió desde que fue adoptado a los
siete años para ser de inmediato abandonado por sus nuevos padres.
Tai frunció el ceño cuando se percato de que ya no recordaba la
cara de sus padres adoptivos los cuales lo habían dejado en un
ostentoso piso solitario a la edad de siete años con la única
compañía de una desagradable niñera que se había marchado nada
mas cumplir los 13, cuando ya era lo suficientemente independiente
para sobrevivir solo.
Cerrando
los ojos y inclinándose hacia atrás en la fría silla de metal Tai
suspiro haciendo rodar su cuello. No iba a negar que un
indescriptible cosquilleo le había recorrido el cuerpo cuando en su
rutina miro el buzón que siempre estaba vació, y encontró un
paquete. Tampoco podía negar que la sombra de una sonrisa emocionada
tironeo sus labios cuando vio el nombre del remitente: Toby Casares.
Su hermano.
Pero
todo había sido una cruel broma que hizo que sus ojos picasen y una
extraña humedad se formara en ellos.
Volviendo
su mirada de nuevo a la carta recordó el sencillo contenido y la
desarreglada y apurada letra.
“Hola
hermano, soy Toby.
Me
hubiera gustado que la primera carta que enviase a esa dirección
después de haber pasado por mucho para encontrarte fuese una típica
carta de “¡cuanto tiempo! ¡Volvamos a vernos!” pero ni es el
momento ni tengo tiempo. Necesito tu ayuda Tai, me temo que me he
metido en problemas y no es uno que pueda solucionar con un lo siento
o con una colleja tuya. Hace días que me persiguen unos locos que
dicen que son mariposas...no lees mal, mariposas. Yo, claro, me reí
cuando me lo dijeron y me tome a broma sus palabras. Sin embargo no
bromeaban y ¡ahora estos locos planean convertirme en uno de ellos!.
Tienes que ayudarme Tai, estoy seguro que seré capturado pronto. Se
que es una locura lo que te explico pero no tengo a nadie mas a quien
recurrir, solo tu puedes ayudarme Tai, porque tu eres como yo,
venimos del mismo útero.
Por
favor encuentra a los otros y ayudame, y sobre todo protege a
“Crisálida”
Te
quiere, tu hermano.
Toby”
Sus
ojos vagaron de inmediato al enorme tomo encuadernado en piel que
descansaba en la otra esquina de la mesa, grandes y cursivas letras
dorada formaban la palabra “Crisalida”. En ese momento un
caliente llama se encendió en su interior y apretando los dientes
Tai se levanto de golpe y acercándose al libro lo aventó al suelo
con un grito de rabia. Podía aguantar que sus compañeros lo
ignoraran y cuchichearan a sus espaldas, también podía aguantar a
los gamberros que se divertían a su costa aprovechando su
inexpresividad y pasividad, e incluso podía aguantar los fríos
mensajes de sus padres dejadas en el contestador sobre el dinero y el
piso, sin ningún “¿como estas?”. Podía aguantar todo eso pero
de ninguna manera iba a quedarse impasible cuando la única persona
que pensó que tuviera una remotamente preocupación por él le
tomaba el pelo de aquella forma. Toda la fe en su hermano desapareció
para cuando termino de leer la carta.
Con
los puños cerrados y aun sintiendo la furia recorrer su cuerpo como
liquido caliente Tai fulmino con la mirada al libro el cual había
acabado ante los pies del gran espejo que había en el salón. De
esta forma Tai vio su reflejo y empezó a odiarse a si mismo, empezó
a odiar su su piel pálida, y el oscuro cabello negro idéntico al de
su hermano, pero lo que mas odio ver fue su rostro, las lineas
afiladas de su rostro, su nariz pequeña y sus grandes ojos azules.
Iba a golpear el cristal enfurecido al ver a su hermano en su rostro
cuando de repente se acordó de algo, el puño a unos pocos
centímetros del espejo. Ojos azules, Ojos verdes, esos eran los
apodos que su madre les dio cuando vivía. Tai recordó su cabello
rubio arena y su hermosa sonrisa, también recordó su olor a
melocotones y su voz suave como el viento que sacude la hierba,
recordó el calor de sus brazos cuando lo rodeaban a Toby y a él.
Tenia siete años pero Tai recordaba perfectamente sus palabras.
“-Tai
sera Ojos azules y Toby sera Ojos verdes ¿Que os parece?
-¿Porqué,
mama?-pregunto con voz chillona Toby agarrándose aun mas a la blusa
celeste de su madre -nosotros tenemos los ojos negros.
Su
madre sonrió al menor de sus gemelos sin embargo estos vieron la
amarga tristeza en ella.
-Tai,
Toby,nunca olvidéis que sois hermanos-los delgados
dedos de su madre se aferraron a los brazos de los
niños hasta el punto de doler pero ambos no dijeron nada pues la
urgencia en la voz de su madre los paralizaba- Salisteis del mismo
útero y tenéis la misma sangre. No
importa cuando cambiéis al crecer, tanto por fuera
como por dentro, no olvidéis que sois hermanos,
nunca.”
Con
un nuevo suspiro Tai dio un paso atrás alejándose del espejo, no
importaban ahora las palabras de su madre. Aparte de que hacia ya
diez años que no veía a Toby, con esa cruel carta, había dejado de
ser su hermano.
Con
ese pensamiento toda la furia y rabia que lo había llenado se esfumo
de sopetón y su cuerpo protesto por la tensión. Con un quejido Tai
acepto olvidarse de la cena y ir directamente a la cama. Todos los
viejos recuerdos desatados por esa carta lo habían dejado agotado y
sin apetito, ademas mañana iba a ser un día duro pues era el ultimo
día de escuela antes de las vacaciones de verano y estaba seguro de
que iba a ser un nuevo, largo y solitario verano mas.
Arrastrando
los pies llego a su habitación y sin molestarse en encender la luz
ni quitarse los calcetines se arrastro debajo del edredón marrón y
se durmió.
**********
Un
rayo de sol serpenteo por encima de las sabanas marrones y con
esfuerzo llego a la mejilla de Tai que dormía profundamente, el rayo
de luz oscilo hasta que tras un par de vaivenes acaricio los parpados
del durmiente. Dichos parpados temblaron y poco a poco se separaron
dejando entrever una mirada azul soñolienta, un suave quejido de
protesta sonó claramente en la gran habitación. Abriendo del todo
los ojos Tai se estiro y pateando el edredón hasta dejarlo hecho
una amasijo a los pies de la cama alta, echo un vistazo a la mesilla
y con su cuerpo en posición de estiramiento se tenso completamente,
sus ojos azules se redondearon rápidamente mientras miraba los
números de su despertador. Si estaban bien, solo tenia quince
minutos para llegar a la escuela. Tras la sorpresa se levanto
rápidamente maldiciendo en silencio el haberse olvidado de programar
el despertador, por culpa de ello se iba a perder su desayuno y su
estomago era ya una criatura viviente tras haberse perdido tanto la
comida como la cena del día anterior. Rápidamente se vistió con el
uniforme se encontraba dando vueltas sobre si mismo buscando sus
converse azul marino. Tras unos dos minutos sin encontrarlas Tai
gruño y abandono la búsqueda dirigiéndose directamente al baño a
asearse. Con el cepillo en la boca se dirigió a su armario y saco
sus nuevos tenis blancos que había planeado estrenar al empezar las
vacaciones, tras ponérselos cruzo rápidamente el pasillo y justo
cuando iba a recoger su mochila casi cae de bruces al tropezarse con
el libro “Crisalida”. Ante la imposibilidad de gruñir por
culpa de la pasta de dientes Tai pateo infantilmente el suelo y
recogiendo rápidamente el libro lo arrojo dentro de su mochila la
cual se colgó sin mas contemplaciones, iba a salir cuando se dio
cuenta de que aun tenia el cepillo en la boca, por lo que se acerco
rápidamente al fregadero de la cocina y se enjuago allí mismo
dejando el cepillo a un lado.
Tras
cerrar la puerta con llave emprendió una velos carrera en dirección
a su instituto que estaba a 20 minutos a paso tranquilo. No solo
choco con la vecina del tercer piso sino también con el que repartía
periódicos y con una paseante de perros, e incluso casi es arrollado
por un camión de la fruta, escapando por los pelos. Para cuando
llego a las puertas de hierro de la secundaria privada a la que
asistía sus pantorrillas ardían y no podía conseguir el suficiente
aire en sus pulmones.
Al
menos había llegado unos minutos antes de que cerrasen las puertas.
Con
el estomago gruñendo y el cuerpo pesado por la carrera Tai se
encontraba de muy mal humor y el resultado era que su ceño se
encontraba aun mas profundo y su mirada lanzaba un claro aviso de “ni
te me acerques”, este día realmente no tenia ganas de
socializar aun cuando no sabia hacerlo.
Pero
a un día de tan mala suerte le faltaba la guinda y ellos podían
hacer perfectamente aquel trabajo.
-¡Muñequita!
¿eso que tienes en tu rostro es una expresión?- se burlo un chaval
con aires de matón, vamos, hasta su colonia podía decirte “¡soy
un matón!” -¡Chicos! ¡La marioneta sabe mover su cara!
-¿Que
tal si la hacemos hablar?- respondió en tono divertido uno de sus
secuaces al cual Tai de inmediato clasifico como seguidor nº 1.
-Mejor
le enseñamos a hacer una mejor expresión- definitivamente seguidor
nº 2 , pensó irónicamente Tai.
El
rostro del jefe matón se amplio con una sonrisa malévola.
-No
es mala idea.
Tai
trago nervioso, esta vez el bruto iba a ir en serio y teniendo en
cuenta la distancia entre los tres gamberros y él su posibilidad de
escapar era del 50%. Podía conseguirlo. En cuando el líder dio un
paso Tai se volvió rápidamente y corrió directamente en dirección
al patio trasero de la escuela donde sabia que estaba el robusto
bedel vigilando que los alumnos que llegaban tarde no se colasen por
la valla trasera.
Iba
a girar la esquina cuando de repente su cabeza se movió de un lado a
otro y sus dientes chocaron entre ellos dolorosamente, el sabor acre
de la sangre le lleno la boca, mareado se cayo de culo y parpadeando
intento pensar. Al parecer el líder le había agarrado de la mochila
y se la había arrancado llevándose casi con ella sus brazos, todo
el contenido de la mochila estaba derramada por todo el asfalto.
Intento
levantarse cuando los tres gamberros le rodearon pero al apoyar su
brazo el el suelo la replica de dolor le recorrió y se desplomo de
nuevo, las risas lo rodeaban y su vista borrosa se perdía por la
linea que formaba sus cosas, los cuadernos, la cartera, el estuche,
los lapices, el libro de matemáticas, su mp3 y ese ridículo libro
pesado que seguramente había sido la causa de su lentitud. Estaba
tan mareado y miraba fijamente al libro que no se entero de las voces
sorprendidas de los gamberros ni los elegantes pies calzados con
zapatos de cuero negro. De lo único que fue consciente fue de la
grande mano que recogió el pesado tomo de “Crisalida” ,
una aprehensión se instalo en su pecho al ver el libro alejado, de
alguna forma sabia que el libro no estaba...cómodo.
Con
un ultimo suspiro Tai se desmayo.
me gusto mucho tu historia...ojala seas de las escritoras rapiditas..mira que dejar con las ganas es de mala educación..jijij...saludos y sigue adelante....cariños...
ResponderEliminarPues ya tienes el 2º ;)
EliminarY respecto a lo de rapidito...XD yo abogo a la rapidez a ver que dice el dios del tiempo.Pero tranquila esta historia se hara rapido, lo se ^w^ y ademas mi horario me deja bastante tiempo asi que no te preocupes.
Saludos!!
Hola, me has atrapado con este capítulo!!! Me gusta la manera en que se está desarrollando esta historia, gracias por compartirla con nosotras/os.
ResponderEliminarP.D. Me encanta tu blog!!!
Besos y abrazos