(Crisálida) CAPITULO ONCE: LA BANDA CALOUR

Hola caminantes!!!
Ya que he terminado de corregir el onceavo capitulo he pensado que no pasa nada si lo cuelgo ahora ;D y de este modo tenéis aquí un nuevo capitulo de Crisálida ;D

Prometo que en el siguiente cap el reencuentro de Tai y Victor incendiara la sala y no habrá otra inundación que pueda apagarla ;D
Pero para eso tendréis que esperar un par de dias XD.

Ahora a disfrutar de este capitulo!!

CAPITULO ONCE: LA BANDA CALOUR

Tebeo apoyo su mejilla en la fría barra de hierro que conformaba el endeble balcón de la presa y lanzo una vista panorámica sobre el valle inundado. Las aves, comandadas por Diego ya se habían ido, buscando con rapidez los supuestos cadáveres del cambiaformas búho y el mestizo, sin éxito. Ahora Tebeo estaba seguro de que el próximo movimiento del desquiciado líder de las aves era reclutar a las hienas. Las hienas eran seres amantes de las bromas y las risas pero eran débiles de corazón, no sabían decir no y mas cuando su líder, Mateo había sido amigo de infancia de Diego. Tebeo sonrió de lado, él no lo iba a permitir y para ello iba a darle a Mateo en su punto mas débil. Su sonrisa se amplio cuando vio los grandes ojos de Warra mirándolo con anhelo y gratitud.

Con un suave balanceo se puso recto, separándose de la barandilla y iba a alejarse cuando dos cosas captaron de inmediato su atención. La primera había sido la inusual velocidad de unas sombras que se deslizaban por encima del terreno destrozado, la segunda fue los dos pálidos jóvenes que se asomaron arrastrándose por un túnel hundido por la tierra, cerca de la base de la presa.

Tebeo no tuvo que echar otro vistazo para reconocer a los dos grupos. El pelinegro de ojos cielo que salia de la tierra era el vivo retrato que Nino había hecho del mestizo cuando Tebeo y Yana se reunieron con los gatos que para sorpresa del casuario los recibieron bien, teniendo en cuenta lo que habían hecho sus congenitores. Había sido Nino quien le había dado la descripción pues Víctor, al que conocía desde siempre, se había convertido en un saco muerto con la mirada perdida.

El casuario sabia que al momento de llevar al mestizo a la guardia iba a recuperar al idiota del búho pero el problema era esas tres sombras. Las reconocería en cualquier lugar, no solo el sino cualquier ave de la zona.

-¡Rápido! ¡Corred sin mirar atrás!- chillo mientras sacaba del bolsillo de su chaqueta una pistola.

Tai levanto la vista y al ver el arma se congelo, a su lado Mikel gimió asustado. Tebeo gruño y levantando el arma grito.

-¡He dicho que corráis!- entonces disparo una bengala -!Ahora!

La bengala subió en zigzag con un suave silbido hasta que exploto con un sonoro sonido.

Mikel vio asombrado con la boca abierta a Tebeo pero Tai, sintiendo un cosquilleo en la espalda giro la cabeza con rapidez y vio, a unos metros, a tres figuras que avanzaban con rapidez hacia ellos.

Fueron sus miradas. Sus miradas despertaron en Tai un recuerdo.

“-Nada acaba bien para nosotros Tai- dijo débilmente su madre mirando fijamente, la mirada ansiosa y vaciá, a la feliz mujer que caminaba sola en medio del bosque”

El trió tenia la misma mirada desquiciada aunque el aura que las rodease fuera de una calma paralitica. Tai supo de inmediato, a pesar de que paso mucho tiempo alejado de ese mundo, que eran mariposas y al ver a los tres jóvenes Tai comprendió e incluso recordó el odio de las aves hacia tales criaturas. Se volvió como una exhalación y agarrando con fuerza el brazo del puercoespin tiro de él hacia las escaleras de la presa.

-¡Corre Mikel! ¡Mariposas!

La sola mención de las mortíferas cambiaformas hizo que el color huyera del rostro de Mikel y que empezase a correr con todas sus fuerzas sin nisiquiera voltearse a comprobarlo.

-¡No corran, bebes!- canto una terrible voz que tenia la risa subyugada. Tai tropezó y jadeo, sus ojos se ampliaron y aunque deseo voltearse apretó los dientes y siguió corriendo.

Esa voz la había oído en alguna parte...

-Si, pequeño Tai, somos nosotros.

Eso fue lo que finalmente paro a Tai, soltó el brazo de Mikel que se paro con terror mirando a su amigo con la duda en la cara. Sin embargo Tai no tenia mas atención que para el trió que se detuvo a unos metros de él. El hombre del centro era alto y rubio con una expresión impasible y una belleza soporífera con grandes ojos de venado de color castaño. A su derecha se encontraba un hombre algo bajito con el pelo rizado rojo escarlata y ojos marrón como el primero, esbozaba una picara sonrisa y tarareaba entre dientes. A la izquierda del rubio se encontraba un hombre negro con rastras pero con los mismos ojos marrón claro que sus acompañantes. Este sonrió y cruzándose de brazos exclamo.

-Bueno, bueno, y eso que creíamos que el mas problemático era Toby.

-¡Tai! ¡Vamos!- exclamo aterrorizado Mikel sin atreverse a moverse de su sitio.

En lo alto Tebeo presencio la brusca parada de Tai pero lo que mas lo confundió fue la acción de las mariposas, lo miraron con una chispa de vida en los ojos. ¿Acaso las mariposas podían tener vida y sangre en las venas? No, antes la luna se caería del cielo. Sin embargo decidió detener a los francotiradores que había llamado con su bengala, estos a su señal quitaron el dedo del gatillo, algunos con pesadumbre.

**********

Mateo suspiro frustrado cuando la pequeña hiena que vivía al limite de la ciudad, cerca de la parte antigua, le contó sobre el derrame de la presa y de alguna forma supo que detrás de ello estaba Diego, no podía concebir otra idea aparte de que fuese una acción de las mariposas, pero estas eran mas partidarias de alargar el sufrimiento y ademas Diego tenia el motivo perfecto: la venganza.

Volvió a suspirar de frustración, preguntándose si debería de decirle a su amigo lo que había encontrado hacia unos días. Con pesadumbre se acerco al sillón orejero de su sala y se echo con un sonoro crujido, cerrando lo ojos recordó lo que vio cuando iba de patrulla con dos de sus soldados por la zona de los puertos.

Había luna nueva, eso lo sabia pues la oscuridad los había envuelto casi como un manto pesado, también había olido a las mariposas desde hacia rato pero las ignoro pues muchas se acercaba al puerto, lejos de miradas indiscretas, pero cuando, en su forma animal, Mateo se acerco a una de las naves de donde salia una gran peste a mariposa, mas de lo normal, descubrió demasiadas cosas fuera de lugar, lo primero que en la nave había mas de una docena de cambiaformas mariposa lo cual era algo realmente extraño pues estas preferían vagar en solitario a no ser que tuvieran en mente una venganza colectiva. Lo segundo que disparo las alarmas de la hiena fue la cama situada en el centro de la nave que estaba vaciá a excepción de ese mueble. Pero lo que hizo volverse sobre sus patas, empujando con su hocico los costados de sus soldados, apurandolos a irse, fue ver una conocida figura encadenada a la cama, y aunque tenia los ojos cerrados sus fracciones y su cabello negro lo hacia casi idéntico a su madre, Bea.

Ese chico era Toby. Y estaba pasando por la primera transformación.

**********

Tebeo finalmente no aguanto mas y bajo las escaleras con rapidez. Cuando toco suelo se volteo rápidamente y tuvo que dar un paso atrás cuando logro mirar mas de cerca al desconocido que acompañaba a Tai. Mikel lo miraba con sus grandes ojos marrón llenos de timidez y miedo, y su cuerpo se movía de un pie al otro dudando entre ir hacia su temerario y loco amigo o hacia ese pequeño pero sexy y poderoso joven rubio de mirada dura.

Fue Tebeo quien rompió la inquietud de las miradas y se acerco a Mikel enganchándolo del brazo y dando un paso hacia Tai que seguía con la mirada en dirección a las tres mariposas, le pregunto con seriedad.

-¿Tai? Soy Tebeo, amigo de Nino y lamento la brusquedad pero...¿de que diablos conoces a la banda Calour?- las mariposas arquearon la mirada ante el nombre que las aves le habían dado al trió, por la pregunta era evidente que Tebeo no sospechaba de que los conociera sino que estaba seguro de ello.

El mestizo no respondió por un tiempo mirando, con emociones mezcladas en su interior, a los tres hombres. Finalmente suspiro y se cruzo de brazos echando la cabeza atrás, viendo como la oscuridad de la noche daba paso al rojizo amanecer.

Con una resignada y dubitativa voz respondió.

-Son mis tutores.